La calidad del aire en los ambientes interiores, donde las personas pasan casi todo el tiempo, ha cambiado profundamente en los últimos años como resultado, tanto de la entrada en vigor de reglamentos de prohibición de fumar, como del uso cada vez más generalizado de los sistemas de aire acondicionado.
Si para los ambientes exteriores hay que prestar más atención a las partículas sólidas (PST) y a los óxidos de nitrógeno (NOx), especialmente relacionados con el tráfico de vehículos, en los ambientes interiores hay que prestar más atención a los compuestos orgánicos volátiles (COV) pero, especialmente, a la presencia de bacterias, casi siempre presentes en altos niveles, y de virus.
Todos sabemos cómo, por ejemplo, los casos de contaminación bacteriana por bacterias y virus, especialmente para personas vulnerables, están muy extendidos en lugares con una alta frecuencia de visitantes; pensemos en los hospitales, las salas de espera de los consultorios médicos, los jardines de infancia y, más en general los lugares públicos, las oficinas e incluso los hogares que han sido testados.
Los datos oficiales hablan de 400.000 a 750.000 casos anuales de contaminación bacteriana en los hospitales italianos, con 4.500 a 7.000 muertes, lo que equivale a entre un 5% y 8% de los hospitalizados (Adncronos, 31/1/2017). No es excesivo decir que vas al médico a recibir tratamiento, pero el verdadero riesgo es enfermar en las salas de espera
También es bien sabido que muchos fenómenos de contaminación bacteriana se deben a los sistemas de aire acondicionado. Por lo tanto, un sistema de purificación ambiental eficiente debe ser capaz de reducir al máximo las bacterias que se encuentran en el aire y, sobre todo, debe matar las bacterias que están adheridas a los filtros, evitando que los purificadores se conviertan en una causa de contaminación bacteriana, como resultado de la escasa tendencia del usuario a reemplazar los filtros
Un estudio bibliográfico posterior, encargado al Laboratorio de microbiología del POLITÉCNICO DE MILÁN, ha demostrado que el efecto combinado de la iluminación UV y la fotocatálisis es capaz de desactivar todos los microorganismos (bacterias y virus)
En conclusión, según los datos que se muestran en las tablas anteriores, la fotocatálisis inducida por la UV-A de la superficie con base de TiO2 o de TiO2 a una intensidad de luz adecuada (I) tiene el potencial de proporcionar una herramienta poderosa en la lucha contra la transmisión de enfermedades infecciosas, en un tiempo de irradiación (Tirr) muy corto de unos 30 min. Como alternativa valiosa, se puede lograr la inactivación de los microorganismos transportados por el aire utilizando un tiempo de irradiación de luz UV de 30 minutos (Tirr) en todo el espectro UV-C, dependiendo de la intensidad de la luz UV (I).
